jueves, 10 de diciembre de 2009

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[...] y asomarmos al abismo del universo: un precipicio de millones de años luz que no produce vértigo por la sencilla razón de que se encuentra sobre nuestras cabezas. Y desde niños aprendimos que los precipicios vertiginosos están a nuestros pies.

Joaquín Berges.
El club de los estrellados.

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