martes, 30 de noviembre de 2010

dot dot dot;

Mientras veo nevar, he decidido poner una hucha y meter todo el dinero posible cada día. Cuando se llene, lo primero que haré será comprar una edición 2011 de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust (79'90 €) y, después, no sé qué haré con el sobrante.
Quizá lo regale.

domingo, 28 de noviembre de 2010

un par más;

Ya tengo dos libros (más) pendientes de compra o para pedir en Navidad, ahora que se acerca.

Cuentos completos - Eudora Welty.

Cuentos completos de Eudora Welty. Junto a Flannery O’Connor y Katherine Anne Porter, Eudora Welty es la gran renovadora del cuento norteamericano. Ambientados en el sur de Estados Unidos, sus relatos son verdaderas joyas literarias, llenos de afiladas observaciones sobre la vida sencilla y el mundo rural. Esta edición reúne todos los cuentos de Eudora Welty, procedentes de sus libros A Courtain of Green, The Wide Net, The Golden Apples, y una serie de relatos jamás recogidos en ninguna recopilación.



El club de los optimistas incorregibles - Jean-Michel Guenassia

Michel Marini tenía doce años en 1959. Eran los tiempos del rock'n roll y de la guerra de Argelia. Él era fotógrafo aficionado, lector compulsivo y jugador de futbolín en el café Balto de la plaza de Denfert-Rochereau, en París. En la sala de atrás de ese café conoce a Igor, a Léonid, a Sacha, a Imré y a todos los demás. Eran hombres, que habían cruzado el telón de acero para salvar el pellejo; dejaron atrás sus amores y a su familia, traicionaron sus ideales y todo cuanto eran. Se encontraron en París, en ese club de ajedrez de la sala de atrás de un café por el que también iban Kessel y Sartre. Y los unió un terrible secreto que Michel acabó por descubrir. Ese encuentro le trastocó para siempre la vida al muchacho. Porque todos eran unos optimistas incorregibles. Retrato generacional, reconstrucción minuciosa de una época, crónica agridulce de una adolescencia: Jean-Michel Guenassia da en el clavo con esta primera novela, que asombra tanto por lo ambicioso del proyecto cuanto por la ráfaga de autenticidad que recorre estas página.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cosas que siempre hago en la ducha;

1.- Quitarme la camiseta una vez metido en la ducha.
2.- Pensar en Jean-Paul Sartre.
3.- Poner la mano en forma de cuenco debajo del ombligo y ver cómo el agua llena el vacío.
 4.- Pensar que ese momento jamás se repetirá.
5.- Quitar la alfombra un ratito antes de salir, y pisar el mármol.
6.- Escribir en el lado derecho de la mampara una a minúscula.
7.- Escribir en el lado izquierdo de la mampara una s mayúscula.
8.- Escribir en el centro con los dos dedos a la vez una línea, una curva y una línea otra vez, perpendicularmente y a la vez.
9.- Dibujar una carita sonriente en la esquina superior izquierda de la mampara y luego borrarla.

martes, 16 de noviembre de 2010

Creo que los dos tenemos miedo de lo mismo. Y por una misma razón. Nunca hemos conseguido, ninguno de los dos, entrar en la vida. Estamos colgando del lado de afuera, por mucho que hagamos, convencidos de que nos vamos a caer en el próximo tumbo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

'

docilidad;

Esta mañana me he sacado el cerebro con un sacacorchos. He salido al patio con él en la mano y lo he metido en un bote de pintura amarilla. Una vez empapado, lo he vuelto a sacar, y he dibujado una sonrisa al lado de las macetas de geranios.
Luego pinté una rayuela y, al rato, me aburrí.
Decidí entonces entrar otra vez a casa y romper una botella. Cuando me disponía a ello, llamaron al timbre. Abrí y era un vendedor de libros a domicilio. Le he comprado uno y lo he puesto encima de la encimera de la cocina. Arranqué la página 364 y me la he comido. La digestión fue buena.
Luego me senté en el sofá y comencé a llorar irritado. Decidí darme la vuelta y terminé con la cabeza colgando. Debajo del sofá descubrí una gran pelusa de color marrón. La he guardado en un bote.
Me metí un dedo en el ojo y probé mis propias lágrimas. 
Entonces me he dado cuenta de lo miserable que es la vida, y me he vuelto a la cama.

domingo, 14 de noviembre de 2010

palabras evocadoras;




Las circunstancias me llevaron de un instante al siguiente, y al otro, y al otro, como le sucede a cualquier hombre, y seguí cada paso sin cuestionármelo. 


Y entonces, un día me detuve. Ya era viejo. Y ellos ya no estaban.
Un soplo de recuerdo, tan leve como el aliento de Zoya en mi nuca cuando duerme a mi lado por la noche. Tan suave como sus labios contra mi mejilla cuando me besa a la luz del amanecer.


La casa del propósito especial, John Boyne.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Me gusta / no me gusta VOL. IV

Me gusta:

Que intercales besos con palabras bonitas de amor.

No me gusta:

Pensar en los pasos que no di.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Si alguna vez me suicido será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo. Quién sabe, a lo mejor me acostumbro a despertarme a las diez.



El plan trazado es la absoluta libertad, conocernos y ver qué pasa, dejar que corra el tiempo y revisar. No hay trabas. No hay compromisos. Ella es espléndida.


La tregua, Mario Benedetti.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cursilada del día vol. I

-Te quiero.
-¡No sabes cuánto ansiaba que dijeses eso!
-Tú, yo y el camino.
-Tú, yo y el camino.
-Dos vagabundos.
-Dos vagabundos, pero siempre juntos.
-Eso es, siempre juntos.


El cartero siempre llama dos veces.
James M. Cain